Un día como hoy, hace un año, Manuel Merino tomaba el poder tras una vacancia presidencial que se denominó como golpe de estado y que nos dejó con la histórica cifra de tres mandatarios en un mes.
Un día como hoy, la gente se movilizó aún con el maldito virus a la espalda y cubrió de matices las plazas limeñas para indicar, con buena voz, el descontento popular. Desaparecidos que aparecieron y heridos recuperados son buenos alicientes, hasta toparnos con la muerte de dos personas que, quizá gritando o infortunadamente atrapadas por la mar de gente, fueron asesinadas a manos de las "fuerzas del orden". Inti y Brian, llamados héroes del bicentenario, no han visto justicia hasta hoy. Una investigación que fue una farsa sirvió de paños fríos para los deudos, y hasta ahora no se sabe más de eso.
Un día como hoy sirvió de inicio a la semana en la que yo y muchos más salimos a marchar, con temor a un contagio, pero con un temor mayor a la corrupción, al juego sucio. Hay algo real que podemos rescatar de la movilización: marchamos por nosotros, por un bien mayor; por ser fieles a la idea, la marcha se llenó de gente con convicciones. Un año después, hay terruqueo y desinformación. Una nueva movilización parece gestarse, solo el tiempo lo dirá.