lunes, 21 de agosto de 2017

La función debe continuar.

Genco estaba a un día de perder el ciclo, a un día de acabar el plazo para pagar la universidad. Todo el tiempo estuvo hablando con su padre, quien se hizo responsable de los pagos, haciéndole acuerdo que la fecha final se acercaba, y recibiendo siempre la misma respuesta: "Ya pagaremos".
Llegado el día final, dado el ultimátum, y a pocas horas de cerrar los bancos, Genco recibió la noticia por parte de su padre:
-¿Entonces qué?
-Pues no pude conseguir el dinero. Se supone que hoy iba a recibir unos pagos, pero no me han dado.
-Entonces no estudiaré, ¿Es eso?
-Pero no te molestes. No es mi culpa, yo contaba con ese dinero, pero no me han pagado lo que me deben.
-Ya está, ya fue.
Esta conversación se acabó, así de simple. Sin una interrupción externa, simplemente no había más que decir. Genco tomó camino de regreso a casa, dejando a su padre en el trabajo. Si alguien podría prestarle dinero, a lo mejor aún había tiempo, así que fue a casa, a consultar y pedir un préstamo, pero no era una suma tan accesible. La madre de Genco se lamentaba de no poder apoyarlo económicamente.
Ahora se sentía algo fatigado, harto. Asqueado del día, asqueado de la realidad y de su culpa, la cual recién estaba notando.
Él dejó que las evasivas de su padre se extendieran hasta el último día, él quería estudiar en una universidad que lo tenía calificado como "clase c", él quería volver a unirse al sistema que solo se interesa por su dinero, y que si no lo tiene, no le sirve. Si no lo tiene, es un peso muerto, ocupando un pupitre que un "saco de dinero" podría ocupar.
Genco quería volver a la universidad que exige asistencia, pero que no la premia; Genco tenía el récord por más de tres años seguidos, no faltó un solo día, pero nadie reconoce algo tan simple como las asistencias.
Genco quería volver al lugar que más de una vez le negó un descuento en su pensión, cuando la solicitó adecuada y cortésmente cada vez, contando con lo que la universidad pedía para otorgar un descuento. Sería razonable que a un clase C le dieran descuento (quién sabe si tienen dónde caerse muertos), pero ese no era su caso.
Entre fastidiado y cansado, decidió encender la televisión.
Y ya que solo estaban dando las clásicas banalidades de los sábados por la tarde, entró a Internet, buscó algo para ver y halló una película para televisión, que estaba protagonizada por Chespirito, encarnando a su personaje "El Chapulín Colorado".
La película hablaba de un anciano, que al saber que un estudio de cine sería demolido para construir un condominio, se siente nostálgico por los años que trabajó allí. Esta especie de película llevaba como título "La función debe continuar".
Entre irónico y triste, Genco se dispuso a limpiar la desordenada sala de su casa, pensando en cómo comunicar la noticia a sus compañeros y amigos, mientras veía de cuando en cuando la pantalla.

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