Keiko Sofia Fujimori Higuchi, reciba un sincero saludo, sin ánimos de burla ni menosprecio, un saludo como merecen todos aquellos que reciben cartas. ¿Ha notado el clamor del pueblo? El voto estuvo tan dividido que era un estado de tensión para todo el Perú: los menores preguntando por qué tanta riña y la mayoría de ancianos pidiendo apoyarla. El temor estuvo en los que nos consideramos más informados por ver ciertos noticieros, pero como indica un proverbio, "si todos están de acuerdo, tú debes cuestionar".
Un grupo de periodistas de opinión tenían datos y calificativos para su oposición cada día desde acabada la primera vuelta a iniciada el camino a la segunda. Cada vez más datos sobre la dictadura y el terrorismo como sinónimos del comunismo, que como sabrá es una mentira.
Ha sido señalada y sentenciada por su apellido en primer lugar, y es una carga que también llevó O'Higgins durante un par de años en Chile, o Franco en España. Sucede que ahora un O'Higgins podría aparecer y sería uno más de nosotros; un Franco, igualmente, sin tener mayor consecuencia. Pero un Fujimori, a treinta rancios años de los crímenes contra la vida y salud, peculado, asesinatos y torturas, cortinas de humo y secuestros, da mucho que pensar. Será por eso que tenemos el título de "resentidos", que se mantuvo presente en estos días
Aunque el país se disponga a perdonarla por aquella cruz secular que no es su culpa, una gran carga queda en los ignorados, en los desaparecidos sin explicación, en los crímenes que se están pagando por un grupo de personas en celdas doradas a manos de Alberto Fujimori. Hay personas que consideran a Franco "vivo" por lugares con placas del Ministerio de vivienda y trasnochados que aún llevan su pensamiento.
Usted, señora Fujimori, lleva en su equipo a unos tales «dinosaurios», quienes trabajaron con su padre, algo que deja impresa una falta de coherencia con la postura que busca dar en sus mensajes políticos.
Muchos consideran un gobierno suyo como la reivindicación del poder mal llevado, como una dictadura, justamente lo que ha sido su mensaje contra su oponente: "comunismo es dictadura, democracia soy yo". Corrupción es usted. El comunismo ha sido planteado y llevado ligeramente por algunos presidentes en Perú, nunca al extremo porque muy posiblemente no funcionaría con planes inestables y (aún se diera el caso extremo) el congreso siempre estará para presionar. "No la quiero en el poder" es un mensaje no solo mío, sino el de medio país. Y como carta abierta, me puede tildar de terrorista o amenazante por un texto como éste, pero alguien más lo podrá ver y opinará lo contrario.
Han sido dos oportunidades en las que quedó segunda frente a un contendiente, y en el calor del momento ha gritado la misma palabra: «Fraude». No se preocupe, no la señalo por la máquina de votos que su padre usó para entrar en campaña en su momento, eso no es lo que me convoca.
Gritar "fraude" en cada ocasión que no se ve favorecida, ¿no se vuelve ridículo? La palabra empieza a pesar en su cabeza, creo, y tiene que largarla para quedar en paz. En esas dos ocasiones no sirvió su grito, y las pruebas que se le mostraban nunca le gustaron. La falsa sonrisa que la acompañó en cada derrota se tornó fastidiosa para quienes sentíamos su enfado y molestia por quedar expuesta a investigaciones y privación de la libertad. El discurso de odio, el presentarse con una piedra a un "debate", el apoyo de los medios de prensa y entretenimiento y más, la pintan de cuerpo entero.
El Grupo El Comercio le debe respuestas al país y a esa gente que, como yo, se sentía informada por medios manipulados. El Comercio es el renacimiento de la prensa chicha noventera, pero con rostro facho; ya anteriormente un tal Chirinos Soto terminó acabado por tomar una postura a favor del fujimorismo, un periodista de renombre terminó calificado como "un tal". ¿Cuánto más del cuarto poder tienen que matar para estar satisfechos? ¿Cuántos más empresarios de alimentos o inmobiliarias deben liderar a la prensa?
Hubo un tiempo en el que Perú se hubiera rendido ante la imagen que trató de dibujar de sí misma y sin protesta hubiera cumplido la fantasía que lleva desde la adolescencia al jugar con la banda presidencial. Hubo; no hay en este día, sin importar el momento en que se lea esta carta, peruano elector hábil que no conozca su nombre y origen, los lazos estratégicos que formó con el tiempo y el juego sucio contra cada rival en segunda vuelta. Nadie parecerá preparado contra usted, nadie parecerá moral ni suficientemente humilde contra la empresa que significa usted, y que labora en favor de su apellido.
El descargo epistolar de un antifujimorista no puede tomarse como algo más que entretenimiento, soy consciente de eso y de que muy posiblemente no haré mella en usted y sus allegados. Con que me lean los de siempre, tengo.
Y si por azar llega a sus ojos u oídos lo que digo en estas líneas, entienda que soy un peruano más, un resentido como dicen, que no cambia el discurso y reconoce el crimen y la impunidad, que entiende un poco sobre corrupción, que no finge y sobretodo, que no le teme.
Con tantas convicciones como sueños, se despide de usted, Gianfranco Mariños.
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