El día del maestro, señoras y señores. Para tu hijo que está asustado porque no le mandaron el enlace para las clases, que se entere que hoy… no hay clases.
Hoy es un día para conmemorar a aquella persona que tuvo gran cabida en nuestra formación como seres funcionales.
Mis profesores de primaria pusieron en mi camino la competitividad y el respeto, y así entré a la secundaria, compitiendo por ser un buen estudiante y respetando la libertad de expresión que ya iba gestándose.
Siempre estuve en instituciones educativas públicas (menos la universidad), y aquello ayudó a formarme como soy actualmente.
La educación no viene de un buen lugar, viene de buenos profesionales.
La educación (que bien se puede llamar adoctrinamiento), en mi caso llegó para calmar a un niño revoltoso y violento, y lo hizo controlar su temperamento para sacar realmente lo que se escondía en esa violencia. Luego apareció mi humor, aplaudido por mis pequeños compañeros y esa ventana fue la verdadera, la real y la que pude mantener y reforzar con lo que escribo, con lo que leo y consumo.
Llegando la pubertad y la escuela secundaria, las cosas cambiaron bastante: lo que era la primera ilusión pasó a ser enamoramiento, aceptamos que las niñas que molestamos eran las que nos gustaban, las clases eran más interesantes y sobretodo, algunos sueños fueron cayendo sobre buen piso y otros tristemente los dejamos ir.
Mi interés por leer llegó recién cuando terminó la secundaria, pero siempre me gustó escribir, incluso en primaria, aunque en menor medida.
Mi profesor de historia, el buen Carlos Davila, recibe en esta oportunidad una mención de honor, muchas gracias por todo. Mi interés por la historia vino de su manera de enseñar y aunque se sienta que es tarde, le extiendo un agradecimiento y un abrazo, es una de las personas que me ayudó a ser quien soy y a querer buscar mejorar.
La educación puede ser una carrera ingrata en muchos aspectos, porque el próximo presidente, el siguiente juez o premio Nobel fácilmente tendrá una educación como más de la mitad del país, y aún así, el maestro recibe un reconocimiento vago y limitado.
Gracias a todos mis profesores, y a los que gustan de educar y enseñar de buena forma, a conciencia. Gracias por tanto, y perdón por tan poco. Feliz día del maestro.
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